Lucía en la noche - Juan Manuel de Prada

Publicado el 22 de abril de 2019, 13:28

TITULO: Lucía en la noche
AUTOR: Juan Manuel de Prada
EDITORIAL: Espasa
AÑO EDICION: 2019
Nº PAGINAS: 416

SINOPSIS
Alguien dijo que los ángeles a menudo no saben si se mueven entre los vivos o los muertos. Y cuando se mueven entre los vivos a veces ocultan su rostro, huyen de nuestras caricias, se escabullen y desaparecen, dejándonos con la sensación de que, quizá, nunca estuvieron a nuestro lado.

Alejandro Ballesteros es un escritor cuya decadencia y falta de inspiración le han llevado a renegar tanto de sí mismo como del mundo que le rodea. Cuando, una noche de humo y alcohol, conoce a Lucía, siente que la vida vuelve a valer la pena, con todos sus instantes de misterio, de luz y de oscuridad, de pasión y de desengaños.

Pero, ¿Quién es Lucía? ¿Quién es esa chica desgarbada y algo arisca que parece saberlo todo sobre él? ¿Cómo consigue anticipar sus deseos y apaciguar sus temores más ocultos? ¿Y por qué se resiste a confiar plenamente en él? ¿Qué episodios turbios esconde en su pasado?

La desaparición de Lucía marcará el inicio de una búsqueda febril y salpicada de revelaciones inesperadas por un mundo acechado de sombras, en el que Alejandro deberá sacar lo mejor de sí mismo para encontrar respuestas... que tal vez habría preferido no conocer. Un viaje al corazón del miedo en el que tendrá que moverse entre regiones cuya frontera sólo los ángeles pueden cruzar impunemente.

La maestría literaria de Juan Manuel de Prada se pone al servicio de una trama llena de misterio y poesía que nos envuelve y cautiva desde la primera página. Amor y duelo, sospechas y ausencias, muerte y resurrección, mensajes que parecen venir del mundo de los sueños o incluso del más allá... Nada en Lucía en la noche es lo que parece. Y todo tiene dos caras.

 

OPINION

No catalogaría a Juan Manuel de Prada como uno de mis escritores favoritos. Hay sin embargo en sus obras cualidades de un mérito incuestionable y evidente; La calidad prosística de su narrativa, un uso culto del lenguaje, cuidado y mimado con esmero, la belleza de muchas de las metáforas con las que va salpicando continuamente sus páginas. Signos todos ellos de que nos encontramos ante un escritor con poso, un escritor con oficio, de los que dignifican al gremio.

Hacía años que no necesitaba abrir el diccionario para buscar el significado de una palabra, y eso como lector, al menos para mí, es una gozada, hace que la lectura no se convierta en la mera búsqueda de una historia más o menos atractiva, sino que sintamos que podemos enriquecer nuestra alma literaria con el libro que tenemos entre las manos.

Lucía en la noche tiene un comienzo atípico y eso hoy en día, con tantos argumentos repetitivos que nos encontramos una y otra vez en el panorama literario actual, ya de por sí resulta alentador. Lo hace con un estilo intimista, y desde los primeros albores de la novela hallamos frases como “Anegaba en alcohol mis penas, que eran las propias de quien se ha quedado viudo de su vocación”. U “Observé entonces que un mechón de sus cabellos se le había escapado del gorro de lana y le cruzaba el rostro como un zarpazo de tristeza.” Bellos pensamientos que nos animan a perdernos entre sus páginas.

Nos adentramos en la trama con dos ritmos temporales diferentes, pasado y presente, que se van alternando capítulo a capítulo. Es este un recurso que últimamente he encontrado en alguna que otra lectura, y que a mí personalmente no me gusta demasiado. Prefiero un ritmo temporal único que haga avanzar la historia uniformemente, aunque esto está claro que simplemente es un gusto personal mío.

El estilo narrativo sigue siendo brillante a lo largo de toda la obra, aunque en algunos momentos excesivamente recargado. Parece mentira que diga yo esto, que siempre me estoy quejando de la falta de calidad y profundidad en la literatura de hoy en día, pero creo que todo tiene su justa medida, una cosa es escribir con un estilo narrativo rico, de pensamientos profundos y bellas metáforas, y otra pretender en cada línea demostrar que eres el más culto de la clase, con frases o palabras a veces artificiosamente forzadas. No obstante si tengo que elegir me quedo con esto antes que con un estilo simplista carente de calidad, profundidad o belleza.

Así, seguimos encontrándonos a lo largo de la lectura con párrafos como “Abrir los ojos me obligaba a vivir en un mundo en el que ya no estaba Lucía, abrir los ojos me comprometía con un mundo del que prefería desertar, abrir los ojos me enfrentaba con mi soledad y amargura irremisibles.” o, “Los amores antiguos pueden reavivar su rescoldo de los modos más imprevistos o alambicados, o envenenarse de un deseo intempestivo, o de una aborrecible nostalgia. Por eso siempre conviene mantenerlos lejos.” Que suponen una auténtica delicia para el lector.

Argumentalmente creo que estamos ante la mejor novela de Juan Manuel de Prada. La historia te atrapa, te mete dentro, nos hace sentir la ansiedad del protagonista, su desasosiego, su tristeza infinita ante una situación que lo desborda cuando se encontraba en pleno periodo de reconstrucción personal.

Sin embargo no me gusta el final. Hay buenas novelas que acaban con el déficit de no contar con un buen final. Ojo, no digo que sea el caso, lo que digo es que a mí no me gusta, y soy plenamente consciente de que se trata de una opinión muy muy personal.

Aún así, cuando la acabas lo haces con la sensación de haber disfrutado de una muy buena lectura.

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