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Los demonios - Fiodor Dostoievsky

El 21 de noviembre de 1869 un estudiante radical de la Escuela de Agricultura de Moscú, Iván I. Ivánov, era asesinado por cinco de sus compañeros, miembros de la sociedad secreta Justicia Popular, que tramaba una revuelta para el 17 de febrero de 1870 (noveno aniversario de la liberación de la servidumbre). Dostoievski se inspiró en este hecho para Los demonios (1872), tal vez la primera novela sobre una «célula terrorista». Aunque la intencionalidad política es evidente, el caos y la destrucción que recrea surgen de una sátira de costumbres tan hilarante como hiriente que poco a poco se va transformando en una tragedia clásica.

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La educación sentimental - Gustave Flaubert

La historia de un ambicioso joven de provincias que se enamora de una mujer casada sirvió a Flaubert para crear uno de los hitos estilísticos de la literatura universal, La educación sentimental (1869), quizá su obra maestra, sin duda una de las novelas más perdurables de todos los tiempos.

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El agua de los espejos - Christian Bobin

"Escucha mi deseo, siempre está ahí. Me quedo cerca de él, no lo abandono, es lo que me lleva, lo que me lleva a ti, lejos de mí, lejos de todo, lejos de la sangre que huye de mí, que me abandona y me quema. E incluso si yo no llego, incluso si no llego. Escucha, en las ruinas de mis huesos, en las piedras de mi carne, en el yeso del cielo, escucha. Aún queda un grillo, una canción. En ella puedes encontrarlo todo, renovar la alianza,, el aire, la locura, la canción de cuna en mi sangre, en la voz de mi sangre que es más que mi sangre; escucha, te estoy llamando, te estoy llamando. Tengo frío, mucho frío."

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El coronel Chabert - Honoré de Balzac

«¡Qué destino! [el del coronel Chabert]. Salido del hospicio de niños, vuelve a morir al hospicio de ancianos, después de haber ayudado en el intervalo a Napoleón a conquistar Egipto y Europa. ¿Sabe usted, querido mío —repuso Derville después de una pausa—, que existen en nuestra sociedad tres seres, el sacerdote, el médico y el hombre de justicia que no pueden estimar el mundo? Usan hábitos negros, sin duda porque llevan luto por todas las virtudes y por todas las ilusiones. Pero el más desgraciado de los tres es el procurador. Cuando el hombre va a buscar al sacerdote, lo hace impulsado por el arrepentimiento, por los remordimientos por creencias que le hacen interesante, que le engrandecen y que consuelan el alma del mediador, cuya labor no deja de ser agradable, pues tiende a purificar, a reparar y a reconciliar. Pero nosotros los procuradores vemos siempre repetirse los mismos malos sentimientos, sin que nada los corrija, y nuestros estudios son sumideros que no es posible sanear. ¡Cuántas cosas no he aprendido yo ejerciendo mi profesión! Yo he visto morir a un padre en un granero sin medio alguno de subsistencia, abandonado por dos hijos a los que había dado cuarenta mil francos de renta. Yo he visto quemar testamentos; yo he visto madres despojando de lo suyo a sus hijos, maridos robando a sus mujeres y mujeres matando a sus maridos, sirviéndose del amor que les inspiraban para volverles locos o imbéciles, a fin de vivir en paz con un amante. He visto madres que daban todos los gustos al hijo habido en el primer matrimonio, para acarrearle la muerte y poder enriquecer al hijo del amor. No puedo decirle a usted todo lo que he visto, pues he presenciado crímenes contra los cuales es impotente la justicia. Todos los horrores que los novelistas creen inventar están siempre muy por debajo de la verdad. Usted va a tener ahora el disgusto de conocer todas esas cosas allí —dijo señalando a París—; yo me voy a vivir al campo con mi mujer: París me causa horror.»El coronel Chabert pertenece a las «Escenas de la vida privada». Esta edición incluye además: El verdugo, El elixir de larga vida y La obra maestra desconocida que pertenecen a los «Estudios filosóficos» de La Comedia Humana.

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