La casa del páramo - Elizabeth Gaskell

Publicado el 13 de abril de 2024, 11:22

TITULO: La casa del páramo

AUTOR: Elizabeth Gaskell

EDITORIAL: Desván de Libros

AÑO DE PUBLICACION: 1850

Nº DE PAGINAS: 135

 

SINOPSIS

«La casa del páramo» fue publicada como cuento de Navidad a finales de 1850 y, respetuosa con el género, Elizabeth Gaskell compuso una hermosa historia de amor campestre, con un cuadro potente de virtudes y vicios y una apelación al sentimiento de buena voluntad. Maggie Browne, su heroína, vive con una madre indiferente y un hermano ambicioso que la considera una jovencita «enjaulada en el campo, rodeada siempre de la misma gente». Después de luchar por superar las diferencias sociales que la separan de su amor —el heredero de un terrateniente—, se verá empujada a un supremo sacrificio para salvar a su propia e ingrata familia. «Este pequeño volumen —escribiría Charlotte Brontë— tiene un bello comienzo, adquiere fuerza en su desarrollo, y concluye con «pathos»». Swinburne vio en él un precedente claro de «El molino del Floss» de George Eliot. Combinando elementos de cuentos de hadas con recursos de melodrama y una romántica observación de la naturaleza, Gaskell ahonda además en los entresijos de la vida doméstica, y muestra cómo el amor y la bondad pueden ser armas de doble filo, a menudo utilizadas con fines innobles. «¡Conocemos tan poco la verdadera realidad de aquellos hogares que visitamos como amigos íntimos!», dice la narradora de estas páginas y se propone, con fortuna, entrar allí donde las apariencias y presuposiciones desvelan sus conflictos y sus secretos…

 

OPINION

Dice la sinopsis que La casa del páramo fue escrita como un cuento de Navidad. Si entendemos como tal una historia que transcurra en fechas tan señaladas y con clara ambientación navideña, tendríamos que decir que no lo es. Pero si atendemos al contexto de la historia, los valores y sentimientos que pretende transmitirnos y la forma narrativa que utiliza, entonces sí que podría estar cercano a lo que hoy en día podemos entender como cuento navideño.

En esta historia tan corta con claros tintes Dickensianos, Elizabeth Gaskell nos presenta una historia de amor entre un rico heredero de clase alta y la humilde hija de un clérigo ya fallecido, con los elementos indispensables que hacen que dicho amor sufra diversos avatares y parezca que finalmente va a ser irrealizable. Si dejamos volar la imaginación, podría incluso recordarnos lejanamente a La Cenicienta, salvando las distancias lógicamente. Puede parecer un argumento muy manido, aunque supongo que en aquella época igual no lo era tanto, pero desde luego animo a leerlo sin ninguna duda.

Por supuesto, no falta en este cuento el “malo” de la historia, que en este caso lo encarna el hermano de nuestra protagonista. Y la historia de este personaje nos puede hacer recapacitar sobre si la maldad es algo con lo que se nace o si por el contrario acaba floreciendo por culpa de las circunstancias de la vida, así como si se es posible cambiar radicalmente, purgar los pecados cometidos y convertirse en otra persona completamente distinta.

La historia está escrita con esmero y con una prosa sutil y muy cuidada que hace que se lea en un suspiro, avanzando por sus páginas rápidamente deseosos de que la pobre Maggie encuentre el final que se merece. También tengo que decir que siendo tan corto, creo que tiene la extensión justa. Cuenta lo que quiere contar y como lo quiere contar, sin paja ni artificios pero sin que tampoco se eche nada en falta. El personaje principal, Maggie, también nos puede hacer reflexionar sobre si existen personas tan sumamente bondadosas, sin ningún tipo de doblez, incapaces de albergar ningún mal sentimiento, o personas así sólo existen en la literatura.

En mi propósito de acercamiento a los clásicos, no solo a los más conocidos, si no a esos otros títulos que como este, pueden resultar más desconocidos para mucha gente, es la primera obra que leo de Elizabeth Gaskell, y francamente, me sorprende que esta autora no tenga un mayor reconocimiento. Puede que mi juicio sea un poco precipitado porque como digo es lo primero que leo de ella, tendré que seguir ahondando en su obra para poder reafirmar esta primera impresión, pero es que creo que su prosa y su narrativa están a la altura de autores contemporáneos suyos cuyos nombres y fama han trascendido mucho más.

Las últimas veinte páginas me parecen realmente maravillosas, pura literatura. ¡Qué importante es un final brillante! Como ya dije no hace mucho en la reseña de La ciudad bajo la luna, un buen final (que no quiere decir que la historia tenga que acabar bien), puede acabar decidiendo por completo el sabor de boca que nos deje un libro, y en este caso ya os digo que ese sabor es inmejorable.

En definitiva, creo que se trata de otra muy buena lectura que añadir este fin de año, afortunadamente tan prolífico en buenas lecturas.

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